El Comité Central examina el contexto mundial cambiante del cristianismo
A medida que el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) va avanzando en la promoción de la unidad cristiana y la armonía interreligiosa, cabe plantearse si existe la posibilidad de que los problemas de gobernanza institucional y de reestructuración “socaven la vida del movimiento ecuménico”.
Estas fueron algunas de las importantes cuestiones que se plantearon durante las sesiones plenarias del Comité Central del CMI, en Ginebra, la mañana del jueves 17 de febrero. Los debates se dedicaron al “panorama eclesial y ecuménico cambiante” y a “las relaciones y la cooperación interreligiosas en la búsqueda de una paz justa”.
El “panorama” cultural e histórico en el que actúan las iglesias está cambiando constantemente, señaló el Dr. David Thompson de la Iglesia Reformada Unida en el Reino Unido, y añadió, “el problema es saber cómo responder”.
“¿Qué tipo de economía nos entreteje juntos en esta estructura de ecumenismo?” preguntó la pastora Jennifer S. Leath de la Iglesia Metodista Episcopal en los Estados Unidos de América. Al hacer la pregunta estaba aludiendo a la raíz griega de “económico y “ecuménico”: oikos, que significa “casa” o “familia”.
Dijo además que se pregunta si el CMI debe continuar aceptando la influencia y la dominación del hemisferio Norte que conforma las economías mundiales, o si ha de insistir en el respeto a los marginados. Y señaló que aceptar el antiguo modelo es inaceptable. Hablando en nombre de las mujeres, los jóvenes y los grupos que acaban de incorporarse al movimiento ecuménico tradicional, insistió: “No queremos ser el escaparate carismático de este Consejo”, en detrimento de una colaboración plena, sino “el oikos de Dios se sublevará”.
El padre Gosbert Byamungu, comoderador del Grupo Mixto de Trabajo entre el CMI y la Iglesia Católica Romana, expresó su confianza en que el cristianismo mundial pueda controlar la situación. Y expresó que durante la última mitad del siglo XX, los católicos y el CMI han pasado de una “relación de recelo y animosidad a una relación de confianza y amistad”. Ahora “se nos plantea el desafío de transformar el acuerdo en cuestiones de doctrina en testimonio y servicio en común”.
El arzobispo Nareg Alemezian de la Iglesia Apostólica Ortodoxa Armenia del Líbano, habló de su experiencia en Oriente Medio y en otras partes del mundo. Instó a avanzar en la unidad visible de la iglesia en los ministerios con los migrantes, en la labor misionera y en las relaciones interreligiosas, para hacer frente a los múltiples problemas de la globalización. Ante todo, exhortó a los miembros de las iglesias a “vivir la comunidad del CMI más allá del marco institucional” y a participar en un movimiento de oración, en el que Cristo sea el centro”.
Muchos miembros del Comité Central aprovecharon la oportunidad para brindaren los estrechos vínculos que se han creado entre el CMI, la Iglesia Católica, las comuniones cristianas mundiales, las asociaciones pentecostales y los órganos mundiales evangélicos.
Oradores de Sri Lanka, Indonesia y Alemania se refirieron en sus intervenciones a los efectos del diálogo y la cooperación interreligiosos en sus ministerios.
El pastor Ebenezer Joseph, de la Iglesia Metodista de Sri Lanka, habló, en base de su experiencia, de los beneficios que supone colaborar con creyentes de otras religiones.
El pastor Joseph dijo que reuniones interreligiosas con budistas, hindúes y musulmanes tienen lugar a todos los niveles de las iglesias y la sociedad de Sri Lanka. Y explicó que “Se trata de un diálogo de vida, con muchas expresiones públicas de fe”. No hay segundas intenciones en esos encuentros, sino “simplemente un compromiso religioso positivo”. Es lo que el pastor Joseph llama “compromiso colectivo” mediante el cual “intentamos entender lo que podemos hacer juntos”, sobre todo a la hora de hacer frente a los problemas que se plantearon durante los 30 años de guerra civil que recientemente ha llegado a su fin.
En Sri Lanka también tienen lugar diálogos interrelegiosos oficiales, en los que participan académicos y miembros del clero, pero que no “tienen repercusiones directas en la vida de las personas”, observó Joseph.
La Dra. Margaretha Hendriks-Ririmasse, vicemoderadora del Comité Central, reflexionó sobre las relaciones interreligiosas en Indonesia, donde trabaja como pastora de la Iglesia Protestante Presbiteriana en las Molucas, y dijo que trabajar codo con codo con otras comunidades religiosas “generalmente no acarrea conflictos importantes en las relaciones, aunque existen ciertos prejuicios porque cada una se cree la mejor”.
Pero las relaciones interreligiosas en Indonesia han empeorado a consecuencia de la “guerra contra el terrorismo” apoyada por los Estados Unidos, añadió la vicemoderadora. “Debido a que el cristianismo se considera un vehículo de los intereses de los EE.UU. y del Occidente, entre los musulmanes se han formado grupos de extremistas y los ataques contra los cristianos y las iglesias han aumentado”.
A pesar de ello, Hendriks-Ririmasse dijo que veía muchos signos de esperanza, tales como las buenas relaciones entre la Comunión de Iglesias de Indonesia y los otros grupos religiosos. Los cristianos han recibido un firme apoyo por parte de la comunidad musulmana indonesia, mayoritariamente moderada. “Cuando se han perpetrado ataques, han manifestado un sólido apoyo, pronunciándose con firmeza”, indicó.
Por su parte, Christina Biere de la Iglesia Evangélica de Alemania dijo que en el contexto europeo las comunidades de migrantes suelen participar en las relaciones interreligiosas. Refiriéndose a un reciente estudio de la Universidad de Muenster, señaló que los alemanes “son menos tolerantes con los musulmanes que sus vecinos europeos”.
Biere atribuyó el hecho de que en Alemania el debate sobre la inmigración esté marcado por la cuestión religiosa a la falta de diálogo interreligioso en el país. “Al contrario de nuestros vecinos, no hemos mantenido un debate honesto e intenso sobre los musulmanes y la inmigración”, agregó.
Como en muchos otros contextos, la esperanza reside en las generaciones más jóvenes. A modo de ejemplo, Biere mencionó una iniciativa auspiciada por su iglesia, “¿Sabes quién soy?”, que “está dando lugar a un diálogo positivo entre estudiantes cristianos, musulmanes y judíos. Pero todavía no existen suficientes esfuerzos de este tipo en las iglesias locales”.
Las sesiones plenarias del jueves por la mañana fueron moderadas conjuntamente por la presidenta del CMI de Europa, la Dra. Mary Tanner de la Iglesia de Inglaterra, y Omowunmi Iyabode Oyekola de la Iglesia del Señor (Aladura) en el mundo.
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