La Semana de Promoción de Derechos en las Naciones Unidas se centra en la situación nigeriana y palestina de la mano de destacados oradores
“Esperamos aprender de las lecciones de la historia”, dijo el nigeriano Oluwarotimi Akeredolu a los activistas reunidos con motivo de la sexta Semana de Promoción de Derechos en las Naciones Unidas (del 27 de septiembre al 1 de octubre), organizada por la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) cada año. Por primera vez, la Semana de Promoción se celebra en Ginebra en lugar de en la ciudad de Nueva York, pues la 15ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas tiene lugar en esta ciudad suiza.
Unos 120 representantes de varios organismos y redes ecuménicas, eclesiásticas e interreligiosas asisten al acontecimiento de una semana de duración en las oficinas centrales del CMI en el Centro Ecuménico de Ginebra.
Akeredolu, ex presidente de la Asociación Nigeriana de Abogados, compartió podio con otro destacado orador, Afif Safieh, antiguo embajador de Palestina en la Federación de Rusia, el Reino Unido, los Estados Unidos de América y el Vaticano.
El orador nigeriano observó que demasiados políticos africanos han aprendido las lecciones de las autoridades de la época colonial que manipulaban a la población por medio de la estrategia de “divide y vencerás”. A pesar de la independencia, “se pusieron en marcha sistemas que no reflejaban ninguna sensibilidad frente a la realidad de la gente”. Nigeria, una “nación de naciones, bendecida por la diversidad” y formada por unos 250 grupos étnicos diferentes, está marcada por la “marginación de las minorías”, lo “elevado de la mediocridad” en el gobierno, el “nepotismo” y la “descarada indiferencia hacia los anhelos y aspiraciones del electorado”.
Akeredolu describió la corrupción de los políticos como una “enfermedad violenta” que infecta a la sociedad. A ello añadió que la oración que repite sin descanso por su país es: “¡Que Dios sane a Nigeria!”.
“Los políticos introducen planes enrevesados que no permiten a los grupos étnicos coexistir pacíficamente”, siguió diciendo, y además, los medios de comunicación internacionales con frecuencia simplifican en exceso el conflicto resultante como una confrontación potencialmente genocida entre el cristianismo y el islam. Tomando como ejemplo la región de Jos, Akeredolu advirtió que la dimensión religiosa del problema no se debe desligar de un análisis más amplio de la identidad étnica, las cuestiones de los derechos de los ciudadanos y las acciones legales encontradas. Solo cuando Nigeria supere los verdaderos motivos de la desunión podrá establecer “un nuevo compromiso con la tarea nacional común”.
El embajador Safieh comentó que el problema que afrontan los palestinos no es el legado del colonialismo del pasado sino “el proceso de colonización acelerada” evidente hoy en día en los territorios ocupados. Durante su discurso, pronunciado justo después de que el Gobierno de Israel decidiera no prorrogar los diez meses de congelación de la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania, Safieh reconoció que “Palestina se enfrenta a una decisión difícil: si vuelve o no a la mesa de la paz”.
Hasta ahora, dijo Safieh, la voluntad nacional de Israel ha tendido a prevalecer sobre la voluntad internacional que expresan las resoluciones de la ONU o la hoja de ruta supervisada por el “Cuarteto” al que se le ha encomendado liderar el proceso de paz. El Cuarteto está formado por las Naciones Unidas, la Unión Europea, la Federación de Rusia y los Estados Unidos.
“Pero en realidad ahora el Cuarteto es una de sus partes”, dijo Safieh, “un sistema unipolar o monopolar” dominado por los Estados Unidos. En cuanto a la política de Oriente Medio, añadió, “los Estados Unidos sufren una impotencia autoinfligida. Les dejan el peso político de Luxemburgo o Liechtenstein”. Las negociaciones de paz entre Israel y Palestina, según advirtió, son “una prueba continua de coraje político”. Y aunque los negociadores palestinos han sido “irracionalmente razonables” en el pasado inmediato, avisó que “no nos queda más elasticidad”.
Safieh pidió a las iglesias del mundo que “presionen a la sociedad norteamericana” para obtener una paz justa en Israel-Palestina. Vio indicios del “renacer del idealismo norteamericano”, de una comunidad judía mundial incómoda con la política israelí en los territorios ocupados, de un Pentágono profundamente preocupado por que las circunstancias de Palestina proporcionan el principal “caldo de cultivo para reclutar extremistas” en las naciones musulmanas.
Preguntado sobre la exigencia de un “derecho de retorno” palestino, contestó que tal derecho puede ser interpretado como retorno a un hogar, retorno a una ciudad natal o retorno a una patria (como la patria palestina que prevé la solución biestatal). “Ejerceremos esos tres derechos”, afirmó, “a distintos niveles”.
En sus observaciones finales, ambos oradores celebraron las señales de esperanza. Akeredolu desea que lleguen las elecciones nacionales programadas para mediados de 2011 con la esperanza de que sean libres y justas y puedan dar como resultado un liderazgo que llame a Nigeria a la “unidad en la diversidad”.
Safieh, quien admite que “la historia, por desgracia, es un cementerio de gente oprimida”, afirma de igual modo que “la historia necesita nuestra ayuda para tomar la decisión correcta” con respecto a los resultados pendientes. Concluyó su intervención diciendo a los presentes, en su mayoría cristianos: “Al final, creo que de todas maneras Palestina resucitará. Y como saben, ¡en Palestina hemos tenido la experiencia de la resurrección!”.