15.04.04 14:09 Antiguedad: 8 yrs

Mujeres que trabajan en los márgenes de la paz

 

Por Jean Martensen (*)

 

"Las mujeres pueden ser víctimas de los conflictos civiles o beneficiarias de los esfuerzos humanitarios, pero no participan plenamente o en un plano de igualdad" en el proceso de paz, proclama Sarah Shteir, de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad. Shteir fue una de las varias panelistas en una reunión ecuménica de mujeres convocada por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Consejo Nacional de Iglesias de Cristo en los Estados Unidos de América y una organización nacional de mujeres por la paz llamada 'Peace x Peace'.

 

Shteir, junto con unas treinta mujeres dirigentes de ocho denominaciones cristianas en los Estados Unidos, acudió al Centro de la Iglesia Episcopal en Nueva York para celebrar de una manera especial el Día Internacional de la Mujer de este año. Teniendo en mente el Decenio del CMI para Superar la Violencia y su tema para este año --El Poder y la Promesa de la Paz--, durante el cual la atención del Decenio está especialmente puesta en los Estados Unidos, ellas llegaron para dar respuesta a una pregunta: ¿Dónde están las mujeres en los procesos de paz?

 

Durante la consulta de dos días, que tuvo lugar justo en la acera de enfrente del edificio de las Naciones Unidas en el que se reunía la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, las participantes debatieron sobre el papel de las mujeres en los trabajos de las organizaciones y los movimientos populares en favor de la paz.

 

Un llamamiento no escuchado de Kofi Annan

 

La voz de las mujeres en el proceso internacional de paz no es nueva. El primer día de esta consulta de mujeres se concentró sobre todo en la labor de las Naciones Unidas sobre la cuestión, y en concreto en la Resolución 1325 de las Naciones Unidas que trata de la promoción del estatus de las mujeres en la Secretaría de las Naciones Unidas. Sarah Douglas, del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, presentó el contexto en que, en octubre de 2000, se aprobó esta notable resolución que constituyó un hito histórico.

 

La resolución, aprobada justo antes del Decenio de las Naciones Unidas por la Paz iniciado en 2001, “insta a los estados miembros a velar por que aumente la representación de la mujer en todos los niveles de adopción de decisión” respecto al proceso de paz. También pide al secretario general de las Naciones Unidas que facilite a los estados miembros “directrices y material de adiestramiento sobre la protección, los derechos y las necesidades especiales de las mujeres”.

 

Sin embargo, pese al fuerte apoyo prestado por el secretario general de la ONU Kofi Annan a esta resolución, las naciones continúan actuando como si las mujeres fueran invisibles. De los 264 informes presentados por el secretario general al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, solo el 17,8 % hacían múltiples referencias a las cuestiones de género, el 15,2% contenían referencias mínimas y el 67 % hacían una sola o ninguna referencia a tales cuestiones.

 

Parte del problema es que “no hay calendarios ni plazos explícitamente articulados en la Resolución 1325 de las Naciones Unidas que obliguen a los actores y a los estados miembros de las Naciones Unidas a rendir cuentas,” concluía Shteir. “La resolución 1325 de las Naciones Unidas no existe para la mayoría de los organismos de las Naciones Unidas. No está integrada en sus mandatos ni en su trabajo de cada día.”

 

Algunas mujeres pueden sostener que no tiene que estarlo. A medida que crece la proporción mundial de mujeres competentes, ellas mismas se encargan de utilizar esta legislación para defender su derecho a la participación.

 

En la República Democrática del Congo, las mujeres utilizaron la resolución 1325 de las Naciones Unidas para apoyar su formación práctica y su capacitación en los preparativos y durante las negociaciones de paz mantenidas en Sun City, Sudáfrica, en 2002. No son un caso aislado; gracias a la tenacidad de las mujeres somalíes en la promoción de la resolución, ellas han participado en las conversaciones de paz de su nación y en los esfuerzos de construcción de la paz en el período de posguerra.

 

En los Estados Unidos, la congresista Bernice Johnson introdujo una resolución del Congreso en apoyo de la resolución 1325 de las Naciones Unidas a nivel federal. Este esfuerzo es alentador en una época en que la delegación estadounidense en la Comisión de la Condición jurídica y Social de la Mujer parece en retroceso.

 

Pero ¿quién cuidará de los gatos?

 

Sin embargo, mujeres como las mencionadas en los párrafos anteriores son pocas y desperdigadas. Monica Willard, del Día Internacional de la Paz de las Naciones Unidas --una jornada cada vez más observada en todo el mundo--, habló de la necesidad de una mayor participación de las mujeres en el proceso de paz. Una cosa es pedir al gobierno que apoye resoluciones en favor de la emancipación de las mujeres, y otra cosa muy distinta es que las mujeres se emancipen ellas mismas. Esta constatación golpeó duramente a Judith Kelly en noviembre de 2003.

 

Judith, católica romana, llegó a la decisión de participar en actos de desobediencia civil a través de oración diaria, cuidadosa reflexión y el apoyo de su comunidad. Esta decisión, aunque muy meditada, no fue fácil de poner en práctica.

 

Justo la víspera de participar en una manifestación anual de protesta en la Escuela de las Américas, centro de formación militar en Georgia, se puso a pensar: “Podría enfermarme... Podría llover a cántaros... ¿Y quién cuidará de los gatos?”

 

Finalmente fue a la manifestación, pero solo después de asegurarse de que los gatos quedaban en buenas manos. La precaución resultó necesaria, dado que después habría de ser acusada de infringir la ley durante la protesta y sentenciada a tres meses de reclusión en una prisión federal. Esta experiencia le dejó tal vez huellas más hondas que la protesta misma.

 

En su tiempo de prisión, la firme adhesión de Judith a la noviolencia fue puesta a prueba repetidamente mediante rituales humillantes concebidos para diferenciar a los fuertes de los débiles. Negándose a responder con hostilidad al desprecio de los guardianes, encontró maneras pacíficas de afirmar su integridad, modificar las relaciones e impulsar el crecimiento de un grupo de “presas de conciencia”.

 

En un país con una población carcelaria creciente y tendencias violentas dentro y fuera de las puertas de la prisión, ayudar a las mujeres a encontrar su integridad es un paso necesario para transformar la fuerza de la violencia en fuerza de paz.

 

Se ha pasado la antorcha

 

Oradoras y participantes en la consulta tenían clara la necesidad de que las mujeres hablaran libremente e hicieran pleno uso de los instrumentos legales de que ahora disponen.

 

Unas treinta participantes de las Naciones Unidas, procedentes de Suecia, Sierra Leona, Kenya y Bosnia, entre otros países, se presentaron en la consulta durante las pausas de las reuniones de la Comisión de las Naciones Unidas, recalcando la importancia de que las mujeres estadounidenses participen en la lucha mundial para superar la violencia con la noviolencia.

 

Aunque la participación activa de las mujeres en el proceso de paz siga siendo un gran problema, está claro que la antorcha pasa constantemente a otras manos.

 

La conferencia concluyó con una lista de acciones de posible realización por las mujeres en el empeño de superar la violencia desde una perspectiva femenina. Fue evidente el entusiasmo con que se recogieron relatos de testimonios noviolentos de mujeres, relatos que junto con otros se difundirán por medio del Decenio para Superar la Violencia del CMI.

 

El conjunto de las mujeres participantes pudo ver nuevas maneras de ayudar a crear un mundo más justo, confiando, como ellas lo hacen, en el poder eterno de Dios: el poder y la promesa de la paz.

 

(*) Jean Martensenes copresidenta del Comité de los Estados Unidos para el Decenio para Superar la Violencia

 

Resolución del ONU: www.un.org/depts/dhl/spanish/resguids/scact2000sp.htm (Buscar S/RES/1325(2000) )

 

Respecto a las traducciones de la Resolución 1325, contáctese con Sarah Shteir: sarah@peacewomen.org

 

Decenio para Superar la Violencia (CMI): www.superarlaviolencia.org

 

Consejo Nacional de Iglesias de los Estados Unidos: www.ncccusa.org

 

PEACE x PEACE: www.peacexpeace.org

 

Día Internacional de la Paz: www.un.org/Pubs/CyberSchoolBus/peaceflag/whatis.html

 

Más información sobre el grupo de “presos de conciencia”:

www.soaw.org/new/