"Nos han robado las noches de Bagdad"
En una entrevista con Juan Michel (*), un prominente cristiano iraquí explica su opinión sobre la situación de su país asolado por la violencia.
"Vengo de un Irak desgarrado y de una Bagdad gravemente herida", dijo el hombre vestido con un traje negro delante de 130 silenciosos representantes de iglesia de los seis continentes, reunidos en una conferencia por la paz en Oriente Próximo. "La situación de mi país es trágica", continuó diciendo el hombre. "Se nos prometió la libertad, pero lo que necesitamos hoy es la libertad de tener electricidad, agua potable, satisfacer las necesidades básicas, vivir sin miedo de ser secuestrados".
Quien se dirigía a la conferencia internacional convocada por el Consejo Mundial de Iglesias entre el 18 y el 20 de junio en Amman (Jordania), sobre "Las iglesias mancomunan sus esfuerzos por la paz y la justicia en Oriente Medio", era el arzobispo armenio de Bagdad, Avak Asadourian, primado de la Iglesia Apostólica Armenia (sede de Etchmiadzin) en Irak.
Asadourian participó en la reunión de Amman como representante del Consejo de Dirigentes de Iglesias Cristianas de Bagdad. Creado en junio del año pasado, es un organismo integrado por 17 dirigentes de iglesia, incluidos dos patriarcas, de cuatro familias cristianas: católica, ortodoxa, ortodoxa oriental y protestante. El primado armenio es su secretario general.
¿Por qué los dirigentes de las iglesias de Bagdad fundaron este consejo?
Para cuidar de nuestros fieles en estos tiempos difíciles y mantener contacto con otros organismos cristianos. El Consejo plantea las necesidades de nuestro pueblo a las organizaciones humanitarias y canaliza su ayuda.
¿Cuál es la situación actual de los cristianos iraquíes?
La situación es la misma para todos los iraquíes, cristianos o musulmanes: una situación trágica. Las balas no hacen discriminación entre las religiones. Día tras día los ataques terroristas tienen como objetivo a personas que podrían ser pilares de un nuevo Irak: profesionales, físicos, ingenieros. Esto resulta en una fuga de cerebros hacia el exterior, que es lamentable, pues lleva muchísimos años formar gente calificada.
¿Son los cristianos blanco de esos ataques a causa de su religión?
No como tales, excepto últimamente cuando se dio la orden a cristianos que viven en un barrio de Bagdad de irse de allí, pues si no lo hacían serían asesinados. La violencia tiene como blanco a cualquier persona y de la misma manera. Por supuesto, en una situación de absoluto desorden, algunos matones hacen lo que les da la gana. Pueden amenazar, secuestrar o matar.
Recientemente fueron asesinados dos sacerdotes cristianos, uno ortodoxo y el otro caldeo. Desde 2003, 27miembros de mi iglesia murieron a causa de la violencia. No se trataba de un arreglo de cuentas personal, sino que simplemente se encontraban en el lugar y en el momento que no debían. Otros 23 miembros fueron secuestrados. Dado que muchos cristianos tienen una buena posición social y económica, son posibles objetivos de secuestros por el rescate que pueden pagar, pero eso también ocurre con los musulmanes acomodados.
De conformidad con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, aproximadamente 1.200.000 personas ha abandonado Irak desde comienzos del año pasado. ¿Qué ocurre con los cristianos iraquíes?
Antes de la guerra, los cristianos eran el 7 o el 8 por ciento de la población. Hoy son el 3 o el 4 por ciento. Los cristianos también se desplazan hacia el Norte del país, hacia regiones relativamente más seguras. Las iglesias se vacían. En mi iglesia había generalmente entre 600 y 700 fieles en el culto cada domingo. Hoy hay de 100 a 150. Varias son las razones: algunos pueden tener miedo de salir de sus casas, aunque también puede ocurrir que no tengan gasolina para su automóvil -las colas en las estaciones de servicio alcanzan de tres a cinco kilómetros-, o pueden ser que se fueron de Bagdad.
¿Cómo eran las relaciones entre musulmanes y cristianos antes de la guerra y cómo son actualmente?
Los cristianos estábamos en el país antes de la llegada del Islam, especialmente en el Norte, pero las distinciones basadas en creencias religiosas nunca era un problema entre sunitas, chiíes y cristianos. Nuestras relaciones eran muy amistosas. Esas diferencias sólo comenzaron a tener importancia después de que comenzó la guerra.
Sin embargo, continuamos trabajando para mantener puentes. Hemos visitados dos veces al clérigo chií más prominente del país: Ayatola Alí al-Sistani, así como también a los líderes sunitas. Quiero reconocer el mérito a quien se lo merece: los clérigos musulmanes de alto rango tienen que ser reconocidos por sus esfuerzos para tratar de evitar que el conflicto actual desemboque en una guerra civil abierta.
¿Experimenta usted el impacto del choque de civilizaciones?
No veo un choque de civilizaciones sino una guerra irracional con trágicos resultados para ambos bandos. Me parece que los poderes invasores no hicieron bien su trabajo. Una cosa es invadir un país, y otra administrarlo como corresponde para permitir que su pueblo pueda ejercer su derecho a la libertad. Se necesita seguridad para que la democracia sea viable. La democracia no es sólo un concepto, sino también un modo de vida. Actualmente en Irak necesitamos libertades básicas, como la libertad de no tener miedo, la libertad de trabajar, de salir para poder satisfacer nuestras necesidades básicas. Uno de los aspectos trágicos de la situación actual es el hecho de que nos han robado las noches de Bagdad.
¿Cuál sería una posible salida?
Las potencias de ocupación tienen que respetar los Convenios de Ginebra y garantizar la seguridad del país. Si fueran capaces de dar seguridad, muchos problemas estarían resueltos. Nuestro país es rico. Tenemos tierra, agua, capacidad intelectual, reservas de petróleo que son las segundas del mundo - lo cual, en definitiva, en lugar de una bendición, ha pasado a ser una maldición.
El mensaje que doy a las ovejas de mi rebaño es que no tengan miedo, pero que tengan mucho cuidado. Hagan frente a esta situación desesperada con optimismo, oren y trabajen por un futuro mejor.
¿Qué pueden hacer las iglesias fuera de Irak para ayudarlos?
Me pregunto si las iglesias fuera de Irak hablan con suficiente coraje de lo que está pasando para ser oídas. Si fueran capaces de hacer presión con eficacia sobre sus gobiernos, deberían poder influir para que las potencias ocupantes cumplan con sus promesas de una vida mejor en Irak. Las promesas de un futuro mejor tienen que estar corroboradas por la realidad. Un punto esencial en la historia del buen samaritano radica en que no sólo ofreció ayuda, sino que su ayuda fue total y eficaz.
Algunas iglesias de los Estados Unidos de América han pedido que se fije un plazo para la retirada de las tropas estadounidenses de Irak. ¿Qué piensa acerca de esto?
En este preciso momento, en el estado actual de la situación, no lo sé... Es una espada de doble filo. ¿Traerá paz o nos colocará en manos de los terroristas? Sin embargo, una ocupación nunca es aceptable y es siempre algo circunstancial, que finalmente debe llegar a su fin.
Mi mensaje a las iglesias fuera de Irak, especialmente a aquéllas de los países ocupantes, es el siguiente: ayúdennos a hacer que la vida sea mejor para el pueblo iraquí, a aliviar su sufrimiento, a que las promesas de sus gobiernos de un futuro mejor se cumplan en todos los aspectos de la vida, y pidan la ayuda de Dios en esta empresa humanitaria.
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(*) Juan Michel, encargado de relaciones con los medios de comunicación del CMI, es miembro de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata en Buenos Aires, Argentina.