Iglesias en Uganda preocupadas por acuerdo final de paz
Por Fredrick Nzwili (*)
Las armas se han acallado en el Norte de Uganda desde que fue firmado un alto el fuego permanente. Sin embargo, como los dirigentes de las iglesias han explicado a una delegación ecuménica internacional que visita el país, están preocupados porque el Ejército de Resistencia del Señor (LRA) sigue aplazando la firma del acuerdo de paz final.
Los ocho miembros de la delegación enviada por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) visitaron Uganda del 27 de octubre al 2 de noviembre para expresar su solidaridad con las iglesias del país, cuya estabilidad relativa fue restablecida tras dos décadas de dictadura militar y de guerra civil.
El equipo de "Cartas Vivas" -como se denominan los grupos internacionales de personas visitando diferentes países en el marco del Decenio para Superar la Violencia- se han reunido con representantes de las iglesias, del gobierno y de la sociedad civil para examinar la grave situación de los desplazados por la guerra civil en el Norte del país.
"La visita aporta un sentimiento de solidaridad entre cristianos", dice el canónigo Grace Kaiso, secretario ejecutivo del Consejo Cristiano Unido de Uganda. "Es importante darse cuenta de que algunos de los problemas que han repercutido negativamente en las comunidades en forma de injusticias o de conflictos tienen una dimensión internacional."
Kaiso señaló que el equipo de Cartas Vivas había llegado a Uganda en un momento en el que el país está comenzando el proceso de rehabilitación y reasentamiento. "Es una ingente tarea, dado que tenemos que reasentar a un millón de personas y ayudarlas a recuperarse de los efectos psicológicos y sociales de la guerra", explicó. Para ello, "necesitamos fortalecer la capacidad de las comunidades a la hora de prestarse asistencia unos a otros".
Resolver el conflicto mediante el diálogo
Kaiso explicó a la delegación los esfuerzos que han realizado las iglesias para lograr que el gobierno y el LRA se sienten a la mesa de negociaciones, a pesar de la convicción del presidente Yoweri Museveni de que era necesaria una solución militar y de que las conversaciones de paz eran un "signo de debilidad". Sin embargo, según Kaiso, "no hay conflicto alguno que no pueda resolverse mediante el diálogo".
En julio de 2006, el gobierno y el LRA comenzaron las negociaciones de paz en la ciudad de Juba, en el Sur del Sudán. En agosto del mismo año, las conversaciones permitieron la firma de una tregua y en febrero de 2008 se logró un alto el fuego permanente. Desde entonces, ha sido posible restablecer una paz y una estabilidad relativas en el Norte del país, tras la prolongada guerra de 20 años entre las dos partes.
"Hemos concluido las negociaciones, pero el acuerdo de paz final aún no se ha firmado. Esta es la mayor preocupación de las iglesias", dijo el 27 de octubre el canónigo Joseph Oneka, jefe del Departamento de Buena Gobernanza y Derechos Humanos de la Secretaría del Consejo Cristiano Unido de Uganda.
Estaba previsto que las partes firmen el acuerdo de paz final en 2008, pero, hasta el presente, el líder del LRA, Joseph Kony, no lo ha hecho. Los dirigentes de las iglesias explicaron que Kony quiere que la Corte Penal Internacional (CPI) levante una orden de arresto que pesa contra él, para poder ser juzgado en Uganda mediante un sistema tradicional.
"Las órdenes de arresto de la CPI constituyen una preocupación para el LRA", dice Oneka. "El Gobierno dice que el LRA debe primero firmar el pacto."
En diciembre de 2003, tras una petición del gobierno de Uganda, el fiscal de la CPI emprendió investigaciones que concluyeron en octubre de 2005 con la emisión de órdenes de arresto contra cinco importantes dirigentes del LRA, incluido Kony, por crímenes de lesa humanidad y de guerra.
Desde entonces, se ha entablado un debate en Uganda acerca de si los líderes del LRA deben ser juzgados por la CPI o mediante un sistema tradicional alternativo en el país. Mientras que algunos dirigentes de iglesia ponen en tela de juicio el proceso de la CPI, otros lo han apoyado.
De conformidad con el juez Peter Onega, presidente de la Comisión de Amnistía, la orden de arresto de la CPI será levantada cuando se firme un acuerdo que permita un mecanismo de responsabilización por los crímenes cometidos, y se establezca un tribunal que la comunidad internacional considere como un tribunal penal.
Los autores de crímenes también son víctimas
Durante una reunión con el juez Onega, la delegación ecuménica internacional se hizo eco de la preocupación acerca de si las comunidades aceptarían a combatientes a quienes la Comisión haya concedido una amnistía. La delegación de Cartas Vivas está interesada en saber la forma en que la Comisión de Amnistía aborda los casos de violencia sexual.
"Las víctimas han acogido con aceptación a aquellos a quienes se ha concedido amnistía. Y se ha llegado a la conclusión de que los autores de crímenes también son víctimas. Fueron secuestrados y obligados a cometer atrocidades contra la gente", dice Onega.
La mayoría de los dirigentes que hablaron con la delegación expresaron su esperanza de que los casi dos millones de personas que han sido desplazadas por la guerra puedan regresar a sus hogares a finales de año. Sin embargo, los dirigentes de las iglesias también temen que este proceso pueda interrumpirse si las partes no firman el acuerdo final.
"Si no firman el acuerdo, el conflicto podría reavivarse. Esto puede tener consecuencias impredecibles para la comunidad", dice Oneka.
(*) Fredrick Nzwili, un periodista independiente de Kenia basado en la capital del país, Nairobi, es corresponsal de Noticias Ecuménicas Internacionales (ENI).
Más información sobre la visita de Cartas Vivas a Uganda
Iglesias miembros del CMI de Uganda (en inglés)
Consejo Cristiano Unido de Uganda (en inglés)