Cristianos estadounidenses animados a esforzarse por la paz tras la visita de "cartas vivas"
Por Jerry Hames (*)
Los miembros de un equipo ecuménico internacional que visitaron los Estados Unidos en nombre del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) se manifestaron enriquecidos y alentados por los signos de esperanza y compromiso comunitario de que fueron testigos. Durante una visita solidaria de nueve días se encontraron con cristianos estadounidenses que trabajan para superar una cultura de violencia, aumentar el control sobre las armas y terminar con las guerras.
En su viaje a Washington, Filadelfia, Nueva York, Nueva Orleans y otras ciudades en el camino, los miembros del equipo de "cartas vivas" procedentes de Sudáfrica, Líbano, Pakistán y Brasil transmitieron mensajes de apoyo y ánimo a quienes promueven incansablemente alternativas pacíficas a la violencia.
Ofrecieron aliento al alcalde de Filadelfia, que combate la mayor tasa de homicidios de todas las ciudades de la nación, y escucharon cómo una comunidad amish de la Pensilvania rural se recuperaba de la tragedia, perdonaba y contribuía a mantener a la viuda y los hijos del hombre armado que un año antes había acabado con la vida de cinco escolares y herido a otras cinco niñas. Vivieron la lucha de una congregación negra de Nueva Orleans que está decidida a superar la violencia callejera, y se unieron a la comunidad de las Naciones Unidas en Nueva York cuando el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, tocó la Campana de la Paz para conmemorar el Día Internacional de la Paz de este año y declaró que "La paz es el compromiso más importante de las Naciones Unidas".
La delegación de "cartas vivas" incluía al Rev. Edwin Makue, secretario general del Consejo Sudafricano de Iglesias; Lina Moukheiber, especialista en salud pública del Líbano; Aneeqa Maria Akhtar, abogada especializada en derechos humanos de Pakistán; y el Dr. Marcelo Schneider, un ecumenista de Brasil. Las visitas de "cartas vivas" forman parte de una iniciativa del CMI que tiene por objetivo movilizar a las iglesias de todo el mundo para que busquen alternativas pacíficas a la violencia. El Decenio para Superar la Violencia del CMI ya ha enviado un equipo de "cartas vivas" a Sri Lanka, un problemático país del Océano Índico que ha sufrido luchas internas desde 1983, y centrará su atención en otras regiones del mundo durante los próximos tres años.
Testigos para la paz
En su reunión con líderes denominacionales en el Church Center de las Naciones Unidas y, a continuación, con estudiantes activistas que estaban en la ONU para ser testigos para la paz, los miembros de la delegación declararon que la violencia es algo cotidiano en sus propios países. "Hoy es día de luto nacional en el Líbano", dijo Moukheiber, haciendo alusión al asesinato de uno de los líderes políticos de su país aquel 21 de septiembre. "He tenido que luchar con [el concepto de] paz y perdón. Cuando nos reunimos, afirmamos nuestra solidaridad y apoyo".
"Hubo un tiempo hace menos de trece años en que Sudáfrica era un país muy violento, una nación que se atacaba a sí misma para destruirse", dijo Makue. "Gracias a personas como vosotros, que creían en la paz, hoy tenemos paz en Sudáfrica". "Pero la paz y la libertad están ligadas a la paz y la libertad de otros países", prosiguió. "No podemos asegurar que somos libres cuando nuestros vecinos de Zimbabwe no tienen libertad. Acordaos de la gente del Sáhara Occidental y la violación de sus derechos que sufren los niños. Les han privado de su derecho a ser niños. Sin embargo, creemos que, a través de esta campaña en la que estamos participando, tenemos la obligación de lograr el fin de la violencia".
Akhtar explicó que los cristianos representan una escasa minoría de la población pakistaní. "Las iglesias no son [suficientemente] fuertes para hacer frente a los ataques terroristas", dijo. "Es un verdadero desafío porque está en juego [el futuro de] todas las minorías. No sabemos cuándo nos matarán a tiros o seremos objeto de ataques terroristas".
"¿Dónde veis esperanza para las personas de fe que buscan la paz?", preguntó Moukheiber. "Yo veo esperanza en que las personas del Líbano nos perdonemos unas a otras por todo lo que nos hemos hecho".
En las calles de Nueva Orleans
En cuestión de horas, la delegación se trasladó de la plaza de Naciones Unidas al Barrio Francés de Nueva Orleans, una ciudad que sufrió inundaciones en dos tercios de su superficie cuando los fuertes vientos del huracán Katrina rompieron los diques hace dos años. Allí, los recibió la Rev. Dra. Bernice Powell Jackson de la Iglesia Unida de Cristo Beecher Memorial, presidenta del CMI para América del Norte.
"Nueva Orleans es la zona cero de todas las injusticias raciales, sociales y económicas de los Estados Unidos", les dijo Powell Jackson. En las últimas veinticuatro horas de la visita de la delegación, sus miembros se reunieron con el clero y artistas locales, y celebraron el culto con la congregación de la Beecher Memorial, cuyos fieles encararon la evacuación durante el huracán y volvieron después para trabajar en la reconstrucción de su dañada iglesia. En medio de la violencia callejera que ha asolado Nueva Orleans, también oyeron historias de valiente testimonio cristiano: marchas vecinales cada semana, reuniones de adolescentes, servicios para los sin techo, reconciliación racial y desarrollo comunitario.
La delegación fue testigo de la extraordinaria labor de las coaliciones religiosas a la hora de proporcionar socorro y ayuda de emergencia, aunque también se enteró de los llamamientos a las iglesias a nivel nacional para que aboguen más por un aumento de las medidas del Gobierno que ayuden a la gente a rehabilitar sus hogares.
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"Viajamos en una furgoneta alquilada a tantos lugares que poco a poco se fue haciendo pequeña", relataba Schneider en un diario en línea o ciberbitácora' que escribía sobre la visita. "Nuestra furgoneta no tenía suficiente espacio para dar cabida a todas las personas que nos acompañaban al final del viaje: las diez niñas [amish] y el autor de la violencia de Nickel Mines, Pasadena; el hombre asesinado la noche que pasamos en Filadelfia; las víctimas de los errores humanos en Nueva Orleans, etcétera. Sin embargo, lo que necesitamos no es una furgoneta mayor sino brazos más grandes para expresar nuestra solidaridad y hacer que la gente no se sienta sola".
(*) Jerry Hames es un periodista religioso que ha trabajado durante cuarenta años para publicaciones de iglesias canadienses y estadounidenses. Se ha jubilado recientemente de su puesto como editor de la publicación nacional de la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América.
Información de referencia sobre las visitas de Cartas Vivas
Diario en líneal - blog de Marcelo Schneider miembre del equipo de "Cartas Vivas"
Documento de los primeros encuentros del equipo de "Cartas Vivas" en EUA (en ingles)